La niebla y la nevada nos hacen regresar del Portalet. Otro día, en otra ocasión, intentaremos la ruta que teníamos prevista. Retrocedemos, nos refugiamos en ese pequeño rincón existente a las espaldas de Foratata.
Será por su orientación, por su posición un tanto retirada y protegida, el caso es que esta zona se presenta hoy, como en otras tantas ocasiones en las que el Norte y la niebla hacen de las suyas, con los brazos abiertos para acogernos entre sus nieves y dejarnos disfrutar de un ambiente y unas sensaciones realmente bellas.
Deambular por estas solitarias laderas, tan próximas al bullicio de la estación, hace que nos sintamos privilegiados. Recorremos tranquilamente las laderas oestes de la escarpada Foratata, hasta llegar al collado de el Forato. Inmersos en imágenes y paisajes totalmente invernales alcanzamos pausadamente la espalda de Foratata, a nuestra derecha escarpes vertiginosos adornados de cornisas tentadoras y a nuestra izquierda orondas laderas cargadas de inmaculada nieve que descienden hacia el fondo del valle del Ministirio.
Nos nieva, las nubes cubren nuestro entorno, el sol sale y se vuelve a esconder, el juego es constante, como si la montaña quisiera mostrarnos todas sus caras y variaciones. Múltiples imágenes delante de nuestros ojos.
Hacemos las fotos de rigor, esas que ayudarán a mantener vivas las agradables sensaciones de hoy. Descendemos por una perfecta nieve recién puesta, lo que nos provoca una sonrisa de placer sin precio, hasta el silencioso barranco del Arrigal. Pequeño avituallamiento, colocamos focas nuevamente y volvemos a subir, recuperando la bajada realizada, hacia el Forato, vigilados ahora por la Peña Arafita.
Ganamos avariciosamente unos pocos metros más al collado, prolongamos nuestro descenso final hasta la urbanización de Formigal. Ahora ya la montaña echa el telón, la nevada arrecia, la visibilidad y el relieve se difuminan. (Relato de la salida en Zancadas Ligeras)
Será por su orientación, por su posición un tanto retirada y protegida, el caso es que esta zona se presenta hoy, como en otras tantas ocasiones en las que el Norte y la niebla hacen de las suyas, con los brazos abiertos para acogernos entre sus nieves y dejarnos disfrutar de un ambiente y unas sensaciones realmente bellas.
Deambular por estas solitarias laderas, tan próximas al bullicio de la estación, hace que nos sintamos privilegiados. Recorremos tranquilamente las laderas oestes de la escarpada Foratata, hasta llegar al collado de el Forato. Inmersos en imágenes y paisajes totalmente invernales alcanzamos pausadamente la espalda de Foratata, a nuestra derecha escarpes vertiginosos adornados de cornisas tentadoras y a nuestra izquierda orondas laderas cargadas de inmaculada nieve que descienden hacia el fondo del valle del Ministirio.
Nos nieva, las nubes cubren nuestro entorno, el sol sale y se vuelve a esconder, el juego es constante, como si la montaña quisiera mostrarnos todas sus caras y variaciones. Múltiples imágenes delante de nuestros ojos.
Hacemos las fotos de rigor, esas que ayudarán a mantener vivas las agradables sensaciones de hoy. Descendemos por una perfecta nieve recién puesta, lo que nos provoca una sonrisa de placer sin precio, hasta el silencioso barranco del Arrigal. Pequeño avituallamiento, colocamos focas nuevamente y volvemos a subir, recuperando la bajada realizada, hacia el Forato, vigilados ahora por la Peña Arafita.
Ganamos avariciosamente unos pocos metros más al collado, prolongamos nuestro descenso final hasta la urbanización de Formigal. Ahora ya la montaña echa el telón, la nevada arrecia, la visibilidad y el relieve se difuminan. (Relato de la salida en Zancadas Ligeras)