Lo que pueden cundir un sábado y domingo. Desde luego que éste que hemos tenido es uno de esos fines de semana en el que las cervecitas tomadas nos las hemos ganado a pulso.
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3, 2, 1.......Foto de ambargreen. |
SÁBADO 16, un kilómetro vertical cronometrado (1.025 m de D+) desde la localidad de Javierre del Obispo hasta la cima de Oturia (5,7 km). Curioso, diferente, extenuante. Hacía tiempo que no notaba esas sensaciones que golpean a uno por dentro, cuando se va al límite del esfuerzo físico. Cualquier movimiento, cualquier gesto diferente a los necesarios para subir, para correr, se quedan aletargados. Recuerdo los ánimos de los corredores que ya habían terminado al cruzarse con los que habíamos comenzado nuestra crono más tarde. Imposible levantar la cabeza del suelo, levantar la mirada para saber quiénes eran o poder hacer un gesto con la mano.
Salir de los últimos en esta ocasión, significa que va a ser muy dificil adelantar o alcanzar a los corredores que han ido saliendo por delante a intervalos de 30 segundos. La mayor parte del recorrido transcurre en una incógnita, sin referencias, en la duda del ritmo que uno lleva. ¿Voy lento?, ¿voy demasiado rápido?
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Foto de la organización. |
No hay que desfallecer en esta primera parte, pero sin olvidarse de la gran dureza de los últimos metros hasta la cima de Oturia.
Se abre el paisaje y por fin puedo ver a corredores que van por delante, tomar una referencia, un objetivo. Últimos metros donde la cara debe estar ya desencajada, los pulmones se quedan pequeños, las órdenes a las piernas para moverse salen con energía pero la velocidad de respuesta se hace lenta y pesada. Pero todo se acaba. Han sido cincuenta minutos y quince segundos de esfuerzo y cinco minutos para recuperarse y volver a la normalidad, para que el golpeteo interno cese, para que se restablezca el equilibrio de nuevo.
Un segundo menos en el crono o un segundo más, es la diferencia, es un mundo, es una zancada más o una menos, es un latido más o dos, o tres.
DOMINGO 17, Osan cross mountain. Un clásico con tan sólo cuatro años de edad. ¿Qué tendrá esta carrera para que cada año nos juntemos más y más corredores? Para algunos es por su distancia, porque correr 17 ó 18 km es algo "asequible". Para otros porque resume en proporciones no exageradas, las características de una carrera por montaña de más envergadura. Porque plasma perfectamente el ambiente típico entre organizadores, corredores, acompañantes, que se vive en este mundillo de las carreras por estas tierras. Porque marca ya el despertar, tras el largo invierno, de las citas con el calendario de competiciones. Bueno sí, y también por ese plato de migas con su correspondiente huevo que cada año sabe más rico y que ayuda a reponer las energías perdidas.
GRACIAS y que se continúe muchos años organizando estas carreras.