Que ya hemos empezado la temporada de carreras por montaña este año. Y la empezamos con una prueba a la que le tengo un especial cariño, a la que he asistido en sus cinco años ya de historia y que he visto, disfrutado y sufrido-padecido a lo largo de este tiempo. Un especial cariño porque desde el primer año, ya se respiraba el tremendo potencial que había en esta zona para trazar un recorrido de carrera por montaña , bonito, salvaje (interesante palabra la de trazar, al igual que la de trazador, que no hace referencia a una persona cualquiera, sino a aquella que es conocedora del terreno y especializada en descubrir un recorrido y además, luego, marcarlo a la perfección).
Pasaban los años y la carrera se fue haciendo más adulta, más dura. Se realizaron pequeñas modificaciones en el itinerario, manteniendo eso sí, sus últimos y duros kilómetros por el ya característico cortafuegos que le daban su propio carácter, algo muy importante para el éxito de una carrera y se aumentaba el kilometraje. No recuerdo bien pero juraría que la carrera nació con 16 km y poco a poco ha ido alargando distancia hasta los 18, 20, 22.... El único pero, el que todos los que han corrido esta prueba algún año ya se imaginan.....sí, eso mismo, el deficiente marcaje.
Pero este año, no. Este año hay que felicitar, como así hicimos nada más cruzar la meta, a la organización por subsanar todas las deficiencias de otros años. Aún han quedado algunos puntos mejorables fácilmente en el marcaje, pero nada comparable a las veces anteriores. No hay que olvidar que es una carrera por montaña, asumimos que en estas carreras la vista y la anticipación son bazas importantes con las que jugar, pero la parte final del bosque, con un recorrido bastante enrevesado, creo que es en donde todavía, se debería marcar con alguna cinta travesera, que ayude a anticiparse al corredor y le avise que va a tener que desviarse hacia uno de los lados.
Este año sin nieve en todo el recorrido, menos dura que el año pasado pensábamos. Pero nos habíamos saltado una breve información de última hora, la carrera había crecido hasta los 24 km y un desnivel + de 1.600 m. Discurre por donde todos los años, huyendo de pistas, discurriendo por monte abierto, praderío através, por terreno técnico, donde hay que andar con ojo por esas piedras típicas de estos montes, por esos matorrales a ras de suelo con sus raíces trampa, que no sé porqué, te las encuentras siempre bajando!
El cambio sorpresa aparece en la última parte de la carrera, en la que comienzas a descender hacia Camarena, y descender....y descender.....pero si el año pasado no era por aquí, y cuando ya no se puede descender más, comienzas a subir, eso sí, con más de 21 km ya en las piernas, y con una "pechada" por delante de, yo diría que unos 600 m de D+ de nada, que nos separan todavía de la meta. Casi un kilómetro vertical, por terreno boscoso, a ratos por rastro de sendero y a ratos a la brava.