Porqué no lo vamos a reconocer, sí, Talamantes y esa subida a La Tonda por "el cortafuegos", el original, por el que comenzaba la primera edición de la Carrera por montaña de Talamantes, es una niña bonita. Para los que vivimos en Zaragoza, en el valle y nos gusta correr por montaña, los entrenos de verdad, los más cercanos a nuestra madriguera, con un desnivel que sea ya continuo e importante, donde uno puede alcanzar esas sensaciones de agonía y exigencia con las que luego nos encontraremos en una carrera, los tenemos en estos montes y bosques, en esta zona, en esta "niña bonita". Así que para allí fuimos cinco, que es buen número donde los haya. Corrimos, subimos, pusimos el pulso en su punto por primera vez este 2013, nos sentimos felices y contentos, como siempre de la manera más sencilla, simplemente viendo cómo poco a poco estos bosques van curando sus cicatrices del fuego, lentamente pero con imparable eficacia, cómo los ágiles saltos de cinco corzos, casualidad que también fueran cinco, nos volvían a demostrar que la vida continúa, a pesar de las desgracias y desastres.
Si había un "pero" que poner a esta "niña bonita", una objeción importante para nosotros, que nos gusta tanto el corretear en libertad como que luego podamos tomar una buena cerveza o varias, que un día siempre es un día, acompañada de su correspondiente guarnición, parece que ya ha desaparecido. El esperado
Albergue de Talamantes se encuentra por fin abierto y en funcionamiento. Como todos los recién nacidos a los que se va a visitar, son guapos y bonitos, al menos eso es lo que siempre se dice. Y tras haber hecho uso de sus servicios, podemos de verdad confirmarlo. El tiempo, la vida, las múltiples pisadas de visitantes, le irán aportando ese clima de aventura, de historias contadas en torno a una mesa. Larga vida pues, larga vida a la niña bonita.
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Las cicatrices persisten. Tiempo al tiempo. |
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Baraka, Rebu y Vito. |
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Perrojuan. |
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Merece la pena o no merece la pena vivir esta imagen. |