No sé el porqué, pero se ha convertido en una extraña tradición, sin intención alguna, sin una fecha fija, da igual el día o el momento del año. El caso es, que de repente, sin aviso previo, como un chispazo de esa única neurona que más de una vez parece que tengamos, algunos, no todos (sí, sólo una...pero bien gorda) aparece esa vocecilla interior que me vuelve a susurrar "Garmo...Garmo..."
Así ha sido una vez más, sin querer cambiar a última hora de planes, ni incluso cuando en el aparcamiento del Balneario observo la gran cantidad de coches y furgonetas estacionadas y los numerosos montañeros pertrechándose para iniciar, lo que supongo y enseguida confirmaré, el camino hacia el Garmo Negro. La mañana de este sábado arranca espectacular, azul, buena temperatura, sin aire y con un generoso manto de nieve que comienza desde la Majada Baja.
Asciendo por el sendero del bosque, echando de menos unas zapatillas para transitar por aquí, más acordes al terreno y más cómodamente que con estas botas (compañeras ya durante un buen puñado de años). "Para la temporada que viene me compro unas nuevas de travesía", voy pensando mientras subo, cuando alcanzo a una primera pareja, "Mira, como las que llevan ellos!". Todos los años me digo lo mismo.
Sin darme cuenta llego al final del bosque, voy colocando las tablas y oigo una voz que me saluda, es Gabi, nos conocemos gracias a estas modernidades del ciberespacio y de nuestros respectivos blogs, el suyo
"Y por que no". Va con un grupo de amigos, con la intención de subir al Arnales por la bonita ruta del ibón de Arnales. Es agradable encontrarte con estas infrecuentes situaciones, aunque lo más seguro es que si le veo otro día no sé si seré capaz de reconocerle, es lo que tiene ir con estas indumentarias de gorros, gafas, etc. que homogeneizan nuestra totalidad. Espero que hayáis disfrutado del día y del Arnales!
La subida al Garmo se ve repleta de grupos diversos, salpicando el recorrido. Gotas de sudor que caen sin remisión y sin pena. Hay que subir rápido, la nieve está muy bien ahora pero con el día que hace transformará en poco tiempo.
Breve parada en el falso collado para beber y comer alguna barrita, la última pala está surcada por numerosos montañeros, subiendo los más, aunque ya hay algunos afortunados más madrugadores que han empezado su descenso.
Cima abarrotada, me recuerda a aquel escenario que había antiguamente en Zaragoza, era en el café cantante El Plata (alguno que haya estado sabrá de lo que hablo) en donde, por su estrechez, la orquesta (tres) se veían obligados a permanecer en fila india para dejarle algo de espacio a la vedette de turno.
Fotos, quitar pieles, quitar cuchillas (la verdad es que no hacían mucha falta), casco, abrigarse un poco y para abajo. Primeros giros de tanteo, de captar sensaciones y confirmar que sí, que hoy va a ser un día de esos de disfrutar esquiando, derecha, izquierda, derecha, izquierda....
Nuevo saludo sorpresa, es Gonzalo de
Sendero Limite y compañero de carreras, que sube con un amigo, comentamos próximos planes y continuamos con nuestras direcciones opuestas.
A estas alturas, la nieve está "mantecosa", de la que se deja esquiar sin dificultad, bajo con lentitud, aprovechando al máximo la brevedad de estos placeres, hasta llegar de nuevo a la linde del bosque, donde se acaba y hay que volver a portear hasta abajo. Voy bien de tiempo, no he comido apenas, así que me merezco una visita a la Casa de Piedra para echar una cerveza y llenar algo el estómago. Sentado en la terraza, contemplando, sintiendo el calor del sol, escuchando las voces de las mesas contiguas, va por ti
Carmar.
Seguro que no dentro de mucho tiempo vuelvo a oir esa vocecilla "Garmo....Garmo...."
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Numerosos grupos indican claramente la ruta de ascenso |
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Hacia el falso collado, más y más gente. |
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Pala final, con el Algas al fondo. |
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Cima concurrida. |
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Infiernos Central y Este. Y el Arnales. |
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¿¿Sois vosotros Gabi?? |
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Del Argualas al Algas. |
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Falso collado en descenso al Balneario. |