Al pie de la pared vertical, del extraplomo, de los bolos incrustados. Espacio para el vuelo pausado y tranquilo, para el movimiento circular, para el poderoso aleteo del buitre. Día gris el que hemos tenido hoy, con un cielo difuso que parecía no existir. Volvemos a juntarnos cuatro para correr a los pies de los mallos. Cuatro para subir, correr, subir, correr, adentrarnos a voluntad por caminos que no sabemos exactamente dónde nos llevarán, decidir sobre la marcha el subir por donde todavía no se ha marcado el sendero. Monte en el que aún persisten pequeñas cicatrices de aquel incendio que arrasó esta zona, hace de aquello unos cuantos y olvidados años. Recorrido circular, como el vuelo de los buitres que nos vigilan.
Subiendo primero hacia el N. por el circo entre los mallos Pisón y Fire, regresando por el Sur, hasta la collada de Santo Román, ascendiendo a la Peña del Sol buscando el no sendero, los últimos metros a ritmo de duro ascenso y de nuevo a Riglos, justo cuando nos empiezan a caer unas tímidas gotas.
Poco más de 20 km para poco más y suficientes 1.000 m de desnivel positivo.
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| Doscientos metros subidos, más ciento cincuenta y me llevo tres....... |
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| Bajando de la Peña del Sol, cien veces más y tenemos el sendero hecho. |
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| ¡Eh, que la valla ya estaba así..... que conste! |
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| En fin.....éste es el grupo de hoy. |
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