Hace algunos años ya, los viajes al Pirineo desde la ciudad eran desplazamientos largos, el estado de las carreteras, el tráfico, hacían de estas situaciones algo laborioso y nada cómodo. Hoy en día ésto ha cambiado para bien. El plantarse en el Valle de Tena o en el del Aragón, no supone más de dos horas de cómodo viaje desde Zaragoza, así que una salida al monte, un entreno, ya no tienen excusa de no poderse hacer por allí arriba.
Aprovechando un día libre antes de las vacaciones de verano, todas las piezas encajaron de forma espontánea. Lo que en un principio iba a ser un entreno de "cuestas" por los "magníficos" alrededores de ésta nuestra capital, se sustituyó por una salida desde Panticosa y su "kilómetro vertical", en esta ocasión hasta la cima del Mandilar. Si además la familia se anima a acompañar, ya que el pechugazo de la subida la hacen en el funicular, el grato fenómeno de ensamblaje de piezas comienza a tomar el cuerpo y la forma de una bella jornada de entreno corredor, senderista de ibones y, dado el caluroso y soleado día, también de bañista múltiple.
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Ibón de los Asnos. A que parece que no haya nadie. |
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Impresionantes Tendeñera, Ripera, Forato........ |
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El siempre bello e idílico (¿ya lo dije hace algún tiempo?) ibón de Sabocos. |
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La "embarcada" del día, nuestra intención descender desde Sabocos por su valle de desagüe, el de Travenosa, hasta Panticosa. Al final, siguiendo las marcas azules y blancas, inmersas en la exuberante vegetación que da idea de lo poco transitado, pudimos llegar no sin incómoda dificultad, hasta la pista normal de la estación y descender sin que tuviera que venir a rescatarnos ningún helicóptero, como alguno ya empezaba a reclamar.
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