HA LLEGADO EL INVIERNO.

Se anunciaba durante toda la semana. Llegaba una gran nevada. La montaña lo estaba necesitando, aunque la verdad es que  cada vez tenemos más prisa para que el monte esté cubierto por la nieve y podamos así sacar del armario esquíes, botas, toda la parafernalia y utillaje necesario par dar rienda suelta a nuestra imaginación y estar entretenidos durante estos próximos meses. Este año, realmente, la montaña necesitaba que el invierno se mostrase ya sin tapujos, con su dureza y su belleza blanca.

Este sábado había que estar en primera línea. Como los surfistas cuando buscan la "gran ola", hoy había que recibir a la gran nevada. Acudir a la llegada de la deseada, de la amiga esperada. Las previsiones se han cumplido, la nevada ha sido extensa e intensa, con momentos de furioso viento en la frontera y otros de calma plácida que acompañaba el pausado descenso de enormes copos en el valle.

Poco a poco el paisaje se ha ido cubriendo del tan ansiado manto blanco y lo mejor de todo, engrosando generosamente su consistencia.

Esperemos ahora que aguante, que el viento respete la obra realizada hoy, que el tempero se comporte según las fechas en las que estamos y que nuevas nevadas refuercen y mantengan la labor realizada.

Jornada para  mirar sin tocar, sin molestar ni interferir, apartarse, dejarse llevar por la fuerza del día y contemplar.

Amanecer sobre las nubes más periféicas.

Lanuza.

Lanuza.

Buscando refugio en el bosque.

Piedrafita de Jaca.

Piedrafita de Jaca, intensa y pausada nevada.