POR EL CIRCO DE ESPELUNCIECHA.

Todavía permanecen en la memoria aquellos años en los que este pequeño valle de Espelunciecha aparece solitario,  cercano, con ese pequeño tesoro para la vista que era su ibón, con su islote ajardinado en medio de sus aguas, sus tritones y su tranquilidad sólo alterada por algún que otro pescador en el verano y la silenciosa pisada de excursionistas y montañeros. Todo cambia y hoy en día se encuentra invadido y conquistado por parte de las instalaciones de la estación de Formigal, la llamada zona del Portalet. Hay que adaptarse y aprovecharse de las circunstancias que ya no tienen remedio. Hoy ha sido un día de esos en los que nos hemos beneficiado, aunque sólo parcialmente, de la civilización de este valle. En la última salida que hicimos (valle de Astún) y durante los días siguientes, vimos cómo las condiciones de la nieve eran lo suficientemente peligrosas como para pensarse dos veces qué hacer y por dónde ir, así que en el día de hoy nos desenvolveremos por las proximidades de la estación.

P. de la Grallera, desde el aparcamiento del Portalet (Formigal)

Sin una idea previa, sólo con las ganas de darle un poco de vida a las "focas" y sin madrugar en exceso, nos hemos plantado a las 10 de la mañana, el amigo Juan (ambargreen) y yo, en el aparcamiento de la estación del Portalet. Nieve suficiente (con poco nos apañamos), un discreto aire del norte que deja las nubes justo en la frontera y que lanza algún copo de nieve a nuestras caras. Sobre la marcha y con lo que tenemos delante, decidimos subir al P. Gralleras siguiendo lo más cómodamente posible el Bacarizal, una vez arriba ya decidiremos qué hacer. Hoy sería un día enfocado a entrenar de cara ya a la temporada de carreras que nos viene dentro de unos meses. Son algo más de quinientos metros de desnivel para empezar.
Al llegar al collado entre los dos Gralleras, nos encontramos con esa agradable sensación de soledad, de "virginidad" del paisaje, que conseguimos tener no mirando a nuestras espaldas. Fácilmente ignoramos las, hoy, poco concurridas instalaciones de Formigal y lanzamos nuestros pasos hacia la solitaria cresta desde la que alcanzaremos la cima del Gralleras (2.261 m) tras pequeña trepada por roca.

Poca nieve por el valle.

Llegando al pequeño paso rocoso en el P. Grallera.

 

Descendemos hasta tomar la cómoda pista de la estación que nos vuelve a dejar en nuestro punto inicial del día. Pocas veces se disfruta de una nieve tan buena para esquiar en cada giro y eso es lo que hacemos. A Juan ya lo tenemos enganchadico, ha descubierto un nuevo placer de la vida.

Volvemos a colocar focas y nuevamente para arriba, ahora ya con día casi primaveral, sol, buena temperatura. Nos dirigimos por el tubo hacia el collado de Espelunciecha, alejándonos nuevamente de las pistas. Nieve en  buen estado, para ir con cuchillas en tramos pendientes, pero sin trampas. Otra vez inmersos en la pura montaña. Es buena hora todavía y hoy estamos que lo damos todo, así que decidimos subir hasta el el P. Espelunciecha Oriental (2.206 m) y gastar ya los últimos cartuchos para sumar otros quinientos metros de desnivel y superar así algo más de 1.000 m de D+. Hemos subido a buen ritmo y sin nada en el estómago, que lo llevamos todo en la mochila y no hemos encontrado momento para llevarlo a la boca.

Segunda subida de la jornada, otra vez solos.

Camino del collado de Espelunciecha.

P. Espelunciecha oriental, nuestro segundo destino.

Foto, charradica con los de "Crónicas montañeras" que suben en grupo y nos lanzamos para abajo a saborear el último descenso del día. Cuatro horas de placer del bueno y el cuerpo cansado, pero nos sentimos vivos y con pura "energía".

"Nos podrán quitar nuestra tierra, pero no nos robarán el placer de sentir nuestro hogar"

(Abderraman Man-u-Mar)