lunes, 31 de octubre de 2011

lunes, 24 de octubre de 2011

PEÑALARA. PUNTO Y FINAL.

Cuando allá por el mes de Mayo, nos acercábamos hasta Barruera (Lérida) el amigo Ambargreen y yo para correr la Cara Amón, primera prueba de la Copa de España de Carreras Verticales, ninguno de los dos teníamos en mente participar en alguna otra más. Personalmente, ni sabía qué otras carreras la formaban este año. Simplemente fuimos a conocer una modalidad diferente dentro de las carreras por montaña, a visitar una parte del Pirineo que hacía tiempo que no veíamos, a cambiar de aires y a conocer en primera persona un "ambiente" distinto, nuevo para nosotros y que sólo se vive en estas competiciones donde se juntan corredores de todas partes de España, incluso esos a los que uno sólo había visto en las revistas. Y resultó ser muy atractivo. 

Los buenos resultados obtenidos en aquella prueba, hicieron que el continuar participando en el resto de carreras de esta Copa, se convirtiera en un objetivo ilusionante para los meses siguientes. Así es como, tras casi seis meses y haber participado en las tres pruebas celebradas (Cara Amón, Veleta, Anboto), la experiencia de la "verticalidad" tocaba a su fin. El ascenso a Peñalara era la última prueba, escenario por lo tanto en el que se iban a aclarar las posiciones finales en todas las categorías. Y al igual que se inició esta aventurilla, Ambargreen y yo nos presentamos, cual pareja feliz, en San Ildefonso y Valsain (Segovia) el sábado 22. Con muchas ganas ya de acabar y esperando además que fuera con bien.

Jardines de La Granja. Por aquí no va la carrera.

El recorrido de esta última prueba, no dejaba ninguna duda de su gran dureza. Una distancia de 3,7 km, para salvar 1.010 m de desnivel positivo, no está nada mal. Si además, los 500 m de desnivel finales se salvan en el último kilómetro y por medio de un canchal de bloques de granito, con una pendiente del 49,5% en una parte conocida como "el muro", ya nos dice bien a las claras  que se trata de una carrera realmente dura. Para mi la más dura, no sólo por el terreno o el trazado, sino por el ritmo que desde un principio se estableció. Aquí el que se jugaba algo tenía que estar sin contemplaciones. La primera parte del recorrido, hasta llegar al pie del canchal, discurre por unos bellos y característicos bosques. Los pinares de Valsain, pino alto y estilizado, han servido ya desde siglos pasados, como lugar de asueto, descanso y actividad cinegética.  Todo lo contrario a lo que nosotros estábamos haciendo en esos momentos, ascendiendo las empinadas trochas por las que normalmente  descienden los pinos talados.



En el "muro" del canchal. ( Foto Monrasin)
 El ascenso final a la cima de Peñalara (2.430 m) se hace por la parte más dura y empinada,  para qué vamos a andar con tonterías y medias tintas. Todo tieso, en línea recta y a por esos últimos 500 m de desnivel que se clavan entre pecho y espalda, y en las piernas, y en las lumbares. Una nube cubre toda la última parte de la montaña,  acompañada de unas buenas ráfagas de aire y aderezada con algún grado bajo cero justo en la meta.   

Últimos metros, llanos, escasos, en los que aún quedan fuerzas para echar los últimos restos.

 
Siguiendo el cordino. Pleno esfuerzo en el canchal. (Foto de Monrasin)

Ambargreen. Merecido 6º puesto final en Veteranos de la Copa. (Foto de Monrasin)

Al final, tras disputar estas carreras, todas ellas, ves claramente que aquí, a diferencia de lo que puede ocurrir en otros deportes,  las posiciones no dependen de la buena o mala suerte de un día, ni de decisiones más o menos injustas. La regularidad, la simpleza de que uno suba más rápido que otro, corra más que otro, eso es lo que al final decide.

Enhorabuena a todos y todas los que las hemos corrido. Y especialmente a José Tomas Selles (1er Veterano) y Salvi Fargas (2º Veterano), con los que he tenido la oportunidad de disputar hasta la última carrera un reñido y emocionante podium.













domingo, 16 de octubre de 2011

PICO CRISTALES. LA BELLEZA DE LA IMPERFECCIÓN.

El Pico Cristales o Gabizo se encuentra en las proximidades del Balaitús, concretamente es el comienzo de  las famosas "crestas del diablo". Llegar a su cima no presenta dificultad técnica alguna. Se trata de una cumbre poco frecuentada, a la que alguna vez había que subir.

Seguro que encontraremos más de una razón que justifique el esfuerzo invertido en esta tarea, que no será poco.  Una de esas razones podría ser sus maravillosas vistas. Con sus 2.890 m, el Cristales se nos presenta como un mirador espectacular de toda la complicada y agreste orografía del cercano macizo del Balaitus y de las Frondiellas, al igual que de la zona de la Gran Facha, Llena Cantal y Piedrafita.

Macizo de Frondiellas y Balaitús con las crestas del diablo en primer término.



Poco tardó el amigo Victoriano en decidirse a acompañarme, cuando a última hora del viernes le propuse subir a esta montaña, que los dos habíamos visto numerosas veces pero a la que no habíamos ascendido nunca. Como además, desde el ibón de Campo Plano (2.150 m) hasta su cima, hay que salvar un desnivel de 740 m por un terreno caótico, de bloques, duro y muy pendiente, también serviría como buen y final entreno de cara a la próxima carrera que tengo prevista.

El día amanece fresco en La Sarra, con un cielo y una atmósfera no muy limpia, pero que nos va a ir dejando a lo largo de la jornada un esplendor y diversidad en los paisajes que no hubiéramos tenido bajo un cielo totalmente azul. Desde luego, la belleza también se encuentra en la imperfección.

Inmersos ya en el otoño, camino de Respomuso......o Respumoso.


El conocido camino hasta Respomuso nos brinda como siempre rincones realmente bellos, en esta ocasión salpicados con colores ocres que el otoño se va encargando de extender, de forma imparable, a pesar de la sensación de prolongado verano que mantenemos.

Avanzamos rápidos, sin parar de correr. Llegamos así a la ermita, en lo alto de la presa en una hora escasa. Continuamos, sin pasar por el refugio de Respomuso y desembocamos en la extensa planicie del ibón de Campo Plano. Como siempre preguntándonos por la sinrazón de ese muro de presa que se levantó para embalsar la zona y que nunca ha tenido una utilidad, pero que allí sigue.

Ibón de las ranas, camino del de Campo Plano.

Ibón de Campo Plano, amplio collado de la Piedra de San Martin y Peña Peira (derecha)

Llenamos nuestros bidones y comenzamos la subida hacia el collado de San Martin. Antes de llegar al propio collado dejamos el sendero y nos dirigimos hacia nuestra izquierda para comenzar la dura subida hacia el Pico Cristales. Terreno por el que no existe un camino franco, en el que las distancias engañan y donde hay que ir buscando el avance más adecuado. Inesperado encuentro con una sorprendida manada de poderosos y robustos sarrios, que se resisten a abandonar la zona a pesar de nuestra presencia. 



Tras no pequeño esfuerzo, alcanzamos la cima sobre las 11:45 h. Sin un sólo movimiento de aire, con una temperatura ideal y las prometidas y esperadas vistas tan maravillosas. Fotos de rigor, momentos de relax y disfrute. Aumentamos nuestro bagaje de recuerdos y descendemos tranquilamente hasta la planicie de Campo Plano. Retomamos el trote y no lo dejaremos ya hasta llegar al coche, serán entonces las 3 de la tarde. 

Ibón de Campo Plano, a los pies del P. Cristales.


Vignemale, al fondo y Gran Facha.


Mar de nubes. Sierra de Telera al fondo y  Musales delante.


Pico Cristales 2.890 m




Esbelta Gran Facha (3.005 m)






viernes, 14 de octubre de 2011

POR EL BOSQUE. PICO DEL AGUILA.

Una escapada matinal, tras varios días de fiestas del Pilar.
POR EL BOSQUE. PICO DEL AGUILA. from Manumar on Vimeo.

sábado, 8 de octubre de 2011

HASTA DONDE EL FRÍO NOS DEJE.


 En dos días como quien dice, hemos pasado de estar de corto, a helarnos de frío. Viendo el calendario de carreras que nos quedan, optamos este sábado por la idea de entrenar "poco rato", pero eso sí, con calidad. Nos hemos acercado Victoriano, Ambargreen y yo,  tras buena madrugada, hasta el Balneario de Panticosa. Allí nos ha recibido un día ventoso, más  frío que fresco y con una reciente nevadita caída desde el Este, por encima de los 2.200 m, que nos decía bien a las claras el que, desde luego hoy, no íbamos a tener un día de verano.

La idea inicial era subir al Diente de Batanes,  esta vez por los ibones de Labaza, un  recorrido directo que sube por terreno bastante técnico y roto (mucho bloque) que supera los 1.200 m de D+, en no creo  que más de 5 km. 


Elegimos prendas de nuestro surtido maletero, optando por modelo invierno y rápidamente comenzamos el ascenso, cómodo al principio y que tenazmente va ganando altura sobre el Balneario. Dejamos  a nuestra derecha el sendero que va hacia los ibones de Brazato y continuamos por marcado camino, que al final desaparece, en cuanto las piedras y bloques sustituyen a las laderas herbosas. 

 Alcanzamos la cubeta lacustre del Ibón del Serrato donde tenemos que guarecernos del fuerte viento y optar por un plan B, dado que el continuar con la idea inicial de subir al Diente de Batanes va a suponer meternos por una umbría zona de bloques con un dedito de nieve recién caída y un frío de bigotes, así que decidimos subir todo tieso a nuestra derecha, para  al menos, acumular el máximo desnivel en la salida  de hoy. Asomamos, tras ágil trepada por empinada pedrera, en una de las brechas que separan el cordal del P. Labaza con la vertiente de los Brazatos Altos. Estamos a 2.680 m (1h 15 min) tocamos chufa y descendemos con cuidado, mientras que una ya casi olvidada, pero reconocible sensación de parálisis facial y adormecimiento de manos, se va apoderando de nuestros atléticos cuerpos. Es la crudeza del invierno, que se traduce en tiritona y tembleque. 

Terreno duro y roto el que caracteriza esta ascensión.

Decidido, optamos por el plan B.

Ambargreen en la subida a la brecha. Al fondo el ibón de Serrato.

Victoriano, con el ibón de Serrato a sus espaldas.


Llegando a la brecha, aire y  frío intenso. Al fondo el ibón inferior de Labaza.

En la brecha, mejor volvemos por donde hemos subido.
 
Descendemos raudos pero con tiento, agradeciendo el sumergirnos en la zona de solana hasta alcanzar la protección del Balneario. Al final 3 h justas (salida "corta") y con la sensación de haber aprovechado bien las posibilidades que teníamos.

Descendiendo con cuidadín. El ibón inferior de Labaza a la izquierda.

Pico de Xuans.


Por supuesto, y como ya va siendo costumbre cada vez que venimos por esta zona, hacemos paradilla de avituallamiento en el Bar Peña Blanca (Plaza del telesilla) de Panticosa, en donde uno no puede perderse sus maravillosos bocadillos de tortilla con ajetes o trigueros, al calorcito de su soleada terraza mientras contemplamos Telera y se adivinan los esperados colores del otoño.

Telera, siempre bella y sorprendente, desde Panticosa.


























El otoño ya ha llegado, a ver si llueve para tenerlo en su máximo esplendor.

domingo, 2 de octubre de 2011

KILÓMETRO VERTICAL DE ANBOTO.


Casi todos los especialistas de esta modalidad, por no decir todos, estaban allí en el Amboto. Una montaña que se perfila desde lejos altiva, surgiendo de las verdes praderas vascas. Estamos en una zona profundamente vasca, algo que se deja sentir desde que sales de la autopista y te adentras hacia los pequeños pueblos,  próximos a Atxondo, el punto de salida. El paisaje, los paisanos, los sonidos, los detalles, dejan bien a las claras dónde estamos.  Es a partir de las 14:55 h, cuando los corredores comenzaremos a salir en esta cronoescalada.  Día luminoso y un puntito caluroso que  será un problema menor si lo comparamos con los 3,8 km necesarios para superar los 1.092 m de desnivel que separan salida de meta.
El Amboto (izquierda) desde Atxondo.






























El viaje hasta aquí lo hemos hecho en grupo animado, formado por Maribel, Samuel, Roberto, Juan y yo. Llegamos sobre el horario previsto a Atxondo, con tiempo más que suficiente para echarnos un bocadillo al cuerpo, irnos mentalizando de lo que nos queda por delante, mirar de reojo a la gran cantidad de participantes (unos 375) y acertar con la manera de colocarse el moderno chip (verdad Samu?).


Pues sí que parece empinado el Amboto este, sí. Ñam, ñam, ñam. (Foto de Monrasin)



Poniéndonos el "traje de faena".

















Samuel con Iñaki.



Roberto con Iñaki.






























Poco a poco, el pequeño y adornado pueblo se va llenando con corredores y animosos espectadores (por aquí, esto es un espectáculo que arrastra a numeroso público a lo largo del recorrido, desde abajo hasta arriba).

Calentamos y volvemos a calentar, saludos cruzados con caras conocidas.....da tiempo para mucho, hasta que llega la hora de salida asignada a cada uno de nosotros. La única referencia que tenemos de esta carrera es lo que hemos podido ver en las fotos y videos de otros años. Preguntamos a algunos de los autóctonos y todos nos responden que se trata de un recorrido duro....muy duro, con ese retintin de "........ya veréis ya, lo que os espera".

Comienza el turno de cada cual y aunque la salida es individual y cronometrada, salimos con unos escasos 20 segundos de margen entre corredor y corredor. Desde el principio vas adelantando gente, el asfalto inicial se agarra en las piernas y se agradece entrar ya en la senda. Corto tramo a la sombra de bosque donde el pulso y la respiración va ya desbocado. Contínuo adelantar de corredores, sólo veo zapatillas, entre jadeos vas anunciando "paso!" para poder adelantar. Unas veces cuesta más el articular palabra, el adelantar y es mi respiración, incordiablemente "manifiesta", la que provoca que mi predecesor se aparte gentilmente. Otras en cambio has de adelantar a la brava,  a uno, a dos......esfuerzos que van pasando factura. Comba herbosa, surcada por sendero zigzagueante, muy empinada, en donde tras un fugaz levantamiento de cabeza me hago idea de lo empinado que es el terreno y de lo que queda (último kilómetro en el que se salvan 800 m de desnivel), de la gran cantidad de gente que ha subido hasta aquí para animar, donde cada corredor tiene su grito de ánimo. Aunque no entiendas lo que te dicen, se agradece.  Se llega así a una zona rocosa, donde me desvío del itinerario correcto al que vuelvo rápidamente tras obstinada superación acrobática de un bloque que me dificulta aún más el paso. Las manos entran en acción y se pasa a posición de gateo, últimos borbotones de esfuerzo para llegar arriba con la sensación de haberlo dado todo.....o casi todo.

Llegando al último kilómetro. (Foto de Monrasin)































Breves instantes para recuperar. Las mismas sensaciones de siempre tras una carrera de este esfuerzo. Veo llegar a Salvi, veo llegar a José Selles, dos veteranos  que estamos disputando la clasificación de la Copa. No tengo ni idea del tiempo que he hecho, siempre me pasa igual, no me pongo nunca el crono. Me comentan el tiempo que les marcan sus relojes, 46 y 47 minutos respectivamente (al final primero y segundo de la carrera). Unos tiempazos! y más comparados con el que el año pasado marcó el veterano que ganó (unos 49 min). Mucho habré tenido que correr para estar cerca de ellos.

Bajamos por la otra vertiente del Amboto, formando tranquilo grupete Roberto, Juan y yo. Ahora sí que podemos disfrutar de un precioso paisaje, descendiendo de la dureza de las calizas hasta sumergirte en una corrible pista rodeada por centenarias hayas.

Con el Campeón del Mundo de carreras por montaña 2011, Luis Alberto.

Nuevamente en Atxondo, confirmo mi tiempo 48:07. Cruda realidad. Sólo sirve para un quinto puesto y para que la clasificación de la Copa esté más ajustada, difícil y emocionante.

Peñalara será pues la última y definitiva prueba.