domingo, 26 de febrero de 2012

PICO ALGAS, ¿EN PRIMAVERA?

¡Esto es una locura! Hace quince días en el Pirineo se nos congelaban los lagrimones antes de llegar al suelo por culpa del aire y del frío siberiano. Hoy parecía que estábamos en primavera.

Además, esta noche de sábado no ha helado, así que la nieve se presentaba ya al punto de la mañana anunciando que en cuanto le diera el sol un poco.....sopeta primavera. Bien, es lo que hay, y como la nieve siempre es nieve y nos gusta, pues la aceptamos con todas sus rarezas y en cualquier forma y condición.

Hoy tocaba salida solitaria y como hacía algunos meses que no me acercaba por el Balneario de Panticosa, hacia allí que me he ido.




























8:40 a.m. y en marcha ya con todos los bártulos a la espalda, no es lo mejor para las lumbares, pero es lo que tiene esta zona, que quieras o no, hay que portear hasta alcanzar terreno en el que calzarse las tablas. En esta ocasión ha tenido que ser a mitad camino entre la Majada Baja y la Alta, y con una nieve escasita, escasita, que a estas horas de subida aún se aguantaba, pero para la bajada.....estaría "infumable". ¡Qué inviernos aquellos en los que esta zona era punto de recogida de aludes caídos por la abundante nieve y mira, hoy aparece con los pastos al aire!


























Camino conocido, solitario en esta ocasión, dura subida por el tubo, flanqueo hacia la derecha bajo la cara E del Argualas y no menos dura subida al falso collado entre el Garmo y el Argualas. Vale, hay que parar un poco, comer, beber, recobrar el resuello y decidir qué hago.

 


























Miro la pala final del Garmo Negro y la verdad es que me apetece bien poco meterme en ella otra vez. Pero allí en frente está el P. Algas (3.036 m), con una pala interesante para bajar y al que todavía no he subido con esquíes, así que está claro y allí que me voy.






 
 
















































Molesto el aire que acompaña durante la jornada de hoy, persistente en altura, peligrosamente racheado y me recuerda en un par de ocasiones que, al no pesar mucho, no debo bajar la atención en estos tramos finales.

Cima, fotos, posición "bajada" desde unas rocas no muy cómodas y a ir tanteando los primeros giros de una pala bonita, en donde la nieve aguanta dura todavía. Conforme se va bajando, la nieve va empeorando tanto por efecto de la temperatura como por la  multitud de huellas existentes sobre el terreno al igual que cicatrices mal curadas.

Lo que tiene el madrugar es que te cunde el día, así que tras parar, comer y ver cómo los sarrios retozaban a la solana de las Majadas, regreso al Balneario y a casa con tiempo para pensar que mañana, bien, vale, sí que será  lunes, pero por favor, que todavía no sea primavera.

jueves, 16 de febrero de 2012

domingo, 12 de febrero de 2012

LOS CAPRICHOS DEL VIENTO. BELONSEICHE Y ASTÚN.

"Un día más y ya he perdido la cuenta, el fuerte viento sigue haciendo de las suyas. La pequeña esperanza de que hoy nos respetara, se nos desvaneció cuando vimos que de las altas puntas blancas, se desprendían esas arremolinadas nubes de nieve venteada".




























El paisaje que presenta estos días el Pirineo es engañoso, aparecen laderas descarnadas, combas con exceso de nieve y otras donde un brillante resplandor nos dice bien a las claras que el hielo, puro y duro, es lo único que ha aguantado agarrado a tantos días de vientos fríos.

Huímos de las caras umbrías, nuestra idea inicial de subir al Anayet por la Canal Roya la dejamos para jornadas en que el sol caliente más y la nieve no esté tan traicionera. Así, mi hermano Carlos (Carmar) y yo, sacamos el ya pensado plan B, dirigirnos a Astún, al coqueto circo de Escalar y dirfrutar todo lo que el monte nos deje hoy.



Huímos rápidamente de la bulliciosa aglomeración de la estación de esquí adentrándonos por el valle del Escalar y, en esta ocasión sí, aprovechamos su fondo y su barranco para alcanzar la cubeta del ibón. La nieve no es mucha, a pesar de la gran cantidad que ha debido caer desde el pasado fin de semana.
Añoramos esas imágenes de montañas redondas y blancas que serían las deseadas para estas fechas. El viento quita, pero también nos da. En esta ocasión nos da unas imágenes sorprendentes, con formas caprichosas y bellas.




Bordeamos el congelado ibón del Escalar, ascendiendo por buena nieve hasta el collado de Audas y allí dejamos las tablas y las cambiamos por crampones (qué buen invento!). La cúpula final es puro hielo, puro cristal. El viento azota con fuerza y los -15ºC muerden de verdad, incómodo permenecer mucho rato aquí arriba, así que para abajo con cuidado hasta volver a terreno más seguro, sintiendo ya una perfecta nieve hasta las orillas del ibón. 








Nos dirigimos ahora hacia el collado de Jaca, donde el viento ha modelado artísticamente la nieve dándole al Midi un marco retorcido, difícil de imaginar y que pocas veces veremos. Dejamos otra vez las tablas y rápida subida al P. Astún occidental para corroborar que aquí también sopla el mismo aire y hace igual de frío que en su vecino, el del otro extremo del circo.

Encogido descenso sobre las puntas de los crampones hasta alcanzar la ausencia del viento. Calzamos tablas y regresamos saboreando cada giro hasta dejar el ibón y alcanzar el tubo del Escalar, por donde bajamos disfrutando, deseando que  haya un nuevo giro todavía, que el final no llegue. 

Un poquito más por favor.
 




























sábado, 4 de febrero de 2012

¿PARA QUÉ Y PORQUÉ?

¿Pero no hemos escuchado la previsión del tiempo para hoy?.
¿No hemos oído la furia del aire durante esta semana y hemos sentido el intenso frío?
¿No nos damos cuenta de la nula posibilidad de alcanzar alguna cima, de llegar a ningún lugar ?
¿No vemos que nos dirigimos de cabeza hacia la ventisca y los negros nubarrones?




 






Lo sabemos, perfectamente, y es que lo hacemos con toda la intención, sencillamente porque queremos. Nos gusta también el mal tiempo, porque nos gusta la vida y por eso nos apetece de vez en cuando sentir el mordisco del frío y el viento. Pero también queremos controlar, hasta dónde y por dónde. Por eso hoy, hemos vuelto a visitar a nuestro amigo el bosque, buscando su protección y cuando hemos visto que el límite se acercaba (todo tiene un límite), no lo hemos dudado y nos hemos dado la vuelta sin pensarlo dos veces.
Regresamos deslizándonos con la alegre sensación de haber vivido, de haber encontrado placer por el mero hecho de estar con la montaña también en estos días de duro invierno.
Somos así de simples, con bien poco seguimos ilusionados, con bien poco mantenemos la hoguera, de nuevo cargada, para aguantar calientes lo que nos echen.

Decididamente, los días grises despiertan  esa neurona intimista que no puedo reprimir, ni quiero.