lunes, 27 de julio de 2015

PASTOREANDO POR LOS TRESMILES DEL BALNEARIO

Garmo Negro, Argualas, Algas, tresmiles próximos. Casi los podemos tocar con los dedos desde las orillas del lago del Balneario de Panticosa. Ascendemos con decisión, con ganas de mostrar al que no conoce este caos de piedras, de respirar lo que anunciaban como frío para quedarse como magnifico.

Nuestro pequeño rebaño se cruza con un auténtico grupo de espartanas y recias ovejas, al pie del Argualas, aprovechando briznas de hierba escondidas entre la piedra. Intercambio de sonidos, de balidos más o menos conseguidos. Alcanzamos el falso collado y emprendemos la última subida hacia una concurrida cima del Garmo Negro. Sólo merecerá la pena recordar sus vistas, imponentes ibones de Pondiellos, majestuosos Infiernos, horizonte pleno de historias pasadas. No perdemos más tiempo que el inevitable para intercambiar olfateos, gruñidos y continuar con nuestra jornada hacia el Algas N, al Algas S y el Argualas.

Descenso que se preveía rápido pero que hubo de reiniciarse para reunir el grupo al completo, inmensidad de piedras que empequeñece y oculta al buscado. La lógica animal existe, aunque sea difícil de predecir. Nos encontraremos allá donde estuvimos. Y así fue y así nos volvimos a juntar, el rebaño completo hasta las orillas del lago del balneario de nuevo. Magnífico baño en un prohibido lugar.





































lunes, 13 de julio de 2015

DEL BALNEARIO DE PANTICOSA A LA SARRA, PASANDO POR RESPOMUSO.

Nuevamente nos juntamos para saborear y descubrir otra parte de la Ultra del Valle de Tena. En esta ocasión partimos desde el Balneario de Panticosa por el camino de subida normal al Garmo Negro (punto culminante de la carrera con sus 3.051 m y al que habrá que subir en su momento) hasta situarnos en el desvío hacia los ibones de Arnales, por donde se pasará en el descenso desde el Garmo hacia el refugio de Bachimaña. Original forma de alcanzar ese refugio, abandonando así el transitado y conocido camino normal. Bello balcón con  vistas de donde venimos, a donde no iremos y  donde queremos llegar.

Bordeamos el embalse de Bachimaña y alcanzamos los intensos ibones azules, nunca hubo un mejor nombre. Reponemos fuerzas en el collado del Infierno desde el que se alcanza por paisaje desolado el collado de Tebarray. Frente a nuestros ojos, el altivo Pico Cantal que nos hace mantener fija la mirada. Es momento de bajarla y centrarnos en un descenso por terreno descompuesto, roto por el obligado paso y siempre con algún penitente sufridor.

Placidez de unas praderas amplias, remanso de ibones, el de Cantal. De lenguas entrantes y salientes del embalse de Respomuso.

Llegamos al concurrido refugio de Respomuso, bordeamos hasta llegar a la presa que atravesamos con decisión para ir ascendiendo hasta el collado Musales, que aparece allá arriba, a nuestra izda. Los collados son así, puertas que dejan atrás el pasado y por el que accedemos a un futuro. En frente Foratata, a nuestros pies el bello y perfecto ibón de Ibonciecho, más abajo La Sarra, el final de nuestro día de hoy.

26 km, 2100 m de D+ y un total de 7h 15 min en las que incluiremos paradillas, fotos, risas, una maravillosa cerveza en Respomuso y un entretenido descenso a La Sarra por sendero original, primitivamente bello, arrasado por aludes invernales que hará más razonable y lógico (si no se limpia trabajosamente) emplear el plácido senderete que ataja la pista que nos une a La Sarra desde la carretera.



Ibón de Arnales










Embalse de Respomuso desde el inicio de ascenso al collado Musales
 

Hacia el Collado Musales.
 

Frente a nosotros, más montaña, más kilómetros, más Ultra Valle de Tena. Para otro día.















domingo, 5 de julio de 2015

DE PANTICOSA AL BALNEARIO DE PANTICOSA. ABSOLUTA SOLEDAD.

Muchos meses han pasado desde que nuestra sombra volviera a pasearse por estas queridas y deseadas montañas. Más de los que uno hubiera querido, pero tenemos una ventaja, sabemos que aquello que queremos, lo volveremos a encontrar, allí seguirá estando, tal cual lo dejamos por última vez.

Comenzamos este sábado en Panticosa (Huesca), con la idea de llegar hasta el Balneario de Panticosa siguiendo parte del recorrido de la Ultra del valle de Tena, enorme y magnífica carrera que verá la luz el próximo 29 y 30 de agosto. Concretamente seguiremos sus dos primeros sectores.

Kilómetros iniciales correderos, disfrutando de olores y colores por un bello bosque que guarda la humedad y el bochorno de estas calurosas jornadas que estamos padeciendo o disfrutando, según se mire. Alcanzamos la pista, ya en el valle de la Ripera, para descender por ella unos metros hacia nuestra izquierda hasta enlazar con el inicio del sendero que nos llevará por exuberante vegetación hasta el valle de Yenefrito, bajo el característico Dedo. Trote prudente y conservador, como la ocasión exige, entretenidos en adivinar el oculto sendero camuflado por la abundante flora, colorida y a tramos intensamente urticante, lo que reaviva nuestras desnudas piernas.

Cruzado el arroyo Laulot, agradecemos que la vegetación vaya perdiendo su alto porte y el prado deja ya al descubierto un marcado sendero que nos llevará hasta el bello ibón de Catieras. Únicamente las marmotas acompañan con sus gritos nuestros pasos. Toda la montaña, pura y solitaria montaña la de hoy, para nosotros.

Ascendemos pausadamente desde el ibón de Catieras hacia el primer collado de la jornada, el collado Catieras (2.516 m), entre el Pico del mismo nombre y el de Baldairán. Entramos en terreno rocoso, salpicado de pequeños y desconocidos ibones en el Rincón de Baldairán, territorio y paraiso de sarrios. Pocos mojones encontraremos por aquí, así que el rumbo lo marcará la mezcla de nuestra intuición con el saber dónde queremos ir y el mejor recorrido para poder conseguirlo. Sin caer en tentaciones de cruzar collados próximos, que si uno no está en lo que tiene que estar se dejaría engañar creyendo que está donde no lo es, aunque, eso sí, nos llevarían más rápidamente hacia nuestro destino, aunque sin seguir el recorrido de esta futura carrera que estamos reconociendo.

Cochata Forátula, ibón de Piniecho, Basa Foratula, Cochata Tablato, nombres con música, lugares que en mi caso había visto desde cimas próximas, desde la distancia, y que hoy por fin he podido tocar y escuchar.

Desde el Collado o Cochata Tablato (2.476 m), aparecen ya horizontes y senderos conocidos, estamos en la vertiente de Brazato. Terreno complicado, duro, roto, bloques de granito que ralentizan la marcha, exigiendo un concentrado paso de baile que nos evite caer en la trampa de alterar su frágil e inestable equilibrio. Aquí abandonamos ligeramente lo que será el recorrido original de la carrera y, sin perder mucha altura, dirigimos nuestro rumbo a nuestra derecha, hacia las Foyas de Brazato, justo bajo el Collado Bajo de Brazato.

Continuamos ya en descenso, hasta encontranos entre el ibón inferior de Brazato y el Embalse de Brazato. Nos miramos los tres y optamos por ascender los pocos metros de desnivel que nos quedan hasta enlazar con el embalse y desde allí, agradeciendo la amplitud del civilizado sendero, descender relajadamente hasta el Balneario.

En definitiva, una bella excursión, para los que gusten de montaña solitaria, de los que disfrutan dejándose sorprender por sarrios y marmotas. Precioso aperitivo de una tremenda carrera.

Para los amantes de números y cifras: 6 horas justas, sin prisas, con paradas, pero cuando hay que andar o trotar, sin tregua (trotar.......que no correr). Unos 1.800 m D+ y algo más de 20 km.

 
  







  
El ibón de Catieras, redondo como la Tierra.
 



 
 
 
  
Collado Tablato, puerta al caos.
 
Ibón en las Foyas de Brazato, al fondo el Coll. Tablato.

Hacia el Embalse de Brazato, a la izda. el ibón bajo de Brazato.