domingo, 31 de julio de 2011

LOS TRESMILES DEL BALNEARIO

Viniendo desde el Oeste, comienzan a aparecer ya las primeras cimas con más de tres mil metros de altura. El Pirineo se convierte en un terreno abrupto, rocoso y duro. Las praderas, ibones y bosques idílicos quedan cientos de metros por debajo de nuestros pies. Estamos en el terreno de los "tresmiles".

Vuelvo al Balneario de Panticosa, en esta ocasión acompañado por el amigo Victoriano. Nuestra idea, encadenar los ocho tresmiles (Infierno Occidental, Central, Oriental, Algas, Aguja Pondiellos, Garmo Negro, Algas y Argualas). Como las veces anteriores, en sentido contrario a las agujas del reloj. Algún día cambiaremos....¿o no?

Un buen ritmo de subida, sobre un terreno realmente técnico y por lo tanto poco corredero, reservando fuerzas y disfrutando de este exigente recorrido en el que gran parte de él se desarrolla rondando los tres mil metros.

Salimos a las 8:45 del Balneario, una de las ventajas que tiene el ir corriendo por el monte, la de no  tener que madrugar mucho aunque por delante tengamos una larga excursión, que andando, sería más complicado hacer en el día y encima saliendo a esas horas.  Nuestro regreso, a las 16:15 h.

Sol y cielo despejado durante gran parte de la jornada, que se fue tapando progresivamente por nubes inofensivas, que nos protegieron del excesivo calor, desde nuestra llegada a la concurrida cima del Garmo Negro.

















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MÁS FOTOS DE VICTORIANO Y MANUMAR

lunes, 25 de julio de 2011

BASA DE LA MORA-IBON DEL SEN-TUCA DE BARBARISA.

Los olores, al igual que las imágenes, quedan almacenados en la memoria y cuando uno regresa al lugar donde se asentaron por vez primera, surgen de nuevo con especial placer. Eso es lo que me ocurre cada vez que regreso a Plan y al valle de Gistain, seguramente porque fue aquí donde, por vez primera y sin darme cuenta, mi memoria guardó el olor al boj, al bosque, al frescor del comienzo de las mañanas. La visión de estas montañas y de estos bosques producen ese extraño y agradable efecto, apesar de haber pasado ya más de cuarenta años desde aquella vez primera.

Plan


Río Cinqueta.

Hay que aprovechar con intensidad la brevedad que supone un fin de semana, así que el madrugar para que cunda no es ningún problema, al revés, es la mejor forma de saborear el despertar del bosque. Retomo la costumbre de subir al ibón de Plan, o Basa de la mora, bellísimo recorrido por empinado sendero que permite ascender los 800 m de desnivel existentes y que empleando buen paso (y corriendo donde podamos,) no nos llevará más de dos horas entre subir y bajar desde Plan.



Basa de la mora.



Punta Alta y P. Llosat


 
La frondosidad del bosque, el cruce en dos ocasiones del arroyo que cae desde el ibón, el seguro encuentro con algún sarrio metido entre la maleza, la espectacular llegada tras los últimos repechos al praderío, la imponente muralla de la Pta. Alta, P. Llosat, Peña La Una,  que limita el solitario ibón, hacen de este recorrido una de las citas deseadas y que intentaré no dejar de hacer cada vez que vuelva por aquí.





La rosada sobre el prado da idea del frescor de la noche.

El pueblo de Gistain, con el Bachimala al fondo.


Además del reencuentro con estos lugares conocidos, en esta ocasión y tras reponer fuerzas con el merecido desayuno y ya a paso más civilizado y con compañía, nos dirigimos a mitad de mañana al ibón del Sen. Primera vez que visitamos este rudo ibón, rodeado por un inmenso caos granítico, al pie de las bellas agujas del Sen y de la Tuca de Barbarisa (2.707 m). Desde la orilla del ibón aparece una perfecta pedrera empinada que permite alcanzar el collado del Sen, 300 m más arriba, por el que se puede acceder al valle de Barbarisa y toda la zona de la vertiente sur de los Eristes.

Subiendo al ibón del Sen, al pie de las agujas del Sen (al fondo)



Ibon del Sen.

Ibon del sen desde la Tuca de Barbarisa.


Subir hasta la cima de la Tuca de Barbarisa, no supone más dificultad que la de  superar los cuatrocientos metros de desnivel que nos separan desde la orilla del ibón por el caos pedregoso. Preciosas vistas de todo el entorno, el valle de Plan, Cotiella, Eristes.......

Eriste, Eriste Sur, Tuca de Bagueña, P. Baixo de Bagueña e Ibon de Barbarisa.

Al fondo izda. empinada pedrera al collado del Sen.

Subiendo al colldo del Sen.

Macizo de Eristes, desde la Tuca de Barbarisa.
En el valle, Plan, San Juan de Plan y Gistain.


Retorno tranquilo, sin prisas, disfrutando de los maravillosos prados salpicados de incontables lirios y de los gritos de alerta de las bien alimentadas marmotas que abundan por estos alrededores.




























lunes, 18 de julio de 2011

ESAS PEQUEÑAS COSAS

"Tendremos que aprender a valorar lo que nos rodea, por insignificante y cotidiano que parezca, antes de que sólo sea un recuerdo"

¡No me digas! Juraría que ayer mismo me pareció notar su olor mientras subía y bajaba por el sendero de la "cuesta-cortafuegos". No sé, uno no se va fijando en esas cosas en cada momento, la verdad es que.......hace tiempo que no me fijo.


El amigo Quique me lo acaba de comentar este fin de semana. Parecerá una tontería, así en frío y tal vez por eso lo hizo en voz más bien baja, como con cierta vergüenza: "Manu, ¿tú no has notado que cada vez se ve menos tomillo por el monte?"

Así quedó la cosa, como un comentario más entre cervezas, pero que despertó en mi cierta sensación de curiosidad e inquietud. No soy botánico, por lo tanto no conozco las más de trescientas especies de tomillos que suelen adornar nuestros campos, pero sí que tengo bien clara la imagen de ese tomillo, el de toda la vida, el que crece y embellece con sus flores y aroma estos parajes secos. Ese, al que de tan común, ya ni me percataba de su presencia...............o de su ausencia.

Al día siguiente salí para dar una vuelta por la Plana de La Muela, en busca de esa imagen........y sorprendentemente, no la encontré. Vi el escarabajo de siempre, los cardos de siempre, el romero, el escurridizo conejo saltando, las perdices alzando su escandaloso vuelo.





 Pero os puedo asegurar que fui incapaz de encontrar el otrora abundante tomillo, por ningún sitio. Es probable que lo tuviera delante de mis narices, pero no lo vi.

 Volveré a buscarlo, con el olfato bien alerta tras cada pisada y cuando lo encuentre, habrá un motivo más para alegrarse......

martes, 12 de julio de 2011

BOCA DEL INFIERNO 2011. UNA DE COSTUMBRES.

Que el hombre es un animal de costumbres, es algo bien conocido. Si además las costumbres son buenas y placenteras, todavía mejor. La carrera de Boca del Infierno en Echo se ha convertido en eso, en una costumbre placentera, que además marca el inicio en el cambio de "mentalidad" a la posición de verano con su significado más lúdico y festivo. Es lo que tienen estas fechas, así que siempre que se ha podido, esta carrera ha servido como excusa perfecta para pasar un largo fin de semana en la zona, concretamente en el camping de La Borda de Bisaltico, lugar ideal para estar unos días asilvestrados, pero con todas las comodidades.



Hay que destacar y agradecer también a la organización, la  labor de acercar el tema de las carreras a lo más jovenes, ya que el sábado por la mañana se ha tomado la costumbre de realizar una serie de carreras en el pueblo de Echo, para que las generaciones más pequeñas vayan aficionándose a este deporte.



No sólo el hombre es de costumbres, como he dicho antes, sino que también lo es la climatología por estas fechas y zonas, así que como casi todos los años, la víspera de la carrera, cayó una buena tormenta, no muy larga, pero sí abundante y sonora. Lo justo para que el recorrido de la carrera, adquiriera el domingo por la mañana ese punto de humedad y tornara, el hasta entonces seco bosque, en una verdadero "autoclave" en donde la sensación de humedad y agobio pasaron factura a más de uno, entre los que me incluyo.

El valle de Echo desde el camping. La humedad del ambiente ya es visible.






























El recorrido no deja de sorprender, por muchas veces que se haga. Conforme nos adentramos en la carrera, van apareciendo en mi cabeza imágenes de otros años, corredores que en esta ocasión no han venido, pero que hace un instante los has visto imaginariamente delante de ti, en posición de subida, apretando riñones (Mizz, no sé si leerás esto y no sé porqué, pero te vi en carrera, subiendo con esa envidiable zancada estos primeros repechos). Cuidado con estos primeros kilómetros, en donde la humedad del bosque te envuelve sin darte cuenta, y en un instante noto que estoy empapado, chorreando sudor, esto no ha hecho más que empezar y sé que no es ninguna buena señal. El terreno está húmedo y a pesar de extremar los cuidados en las cortas pero técnicas bajadas, el tobillo derecho lanza un primer crujido, corto, sin dolor, pero que no estaba previsto que ocurriera y que me coge totalmente desprevenido.





La Selva de Oza y el río, que todavía nos muestra las secuelas de la tormenta.




































La Boca del Infierno, también está en el bosque, impresionan estos tramos en donde la frondosidad no deja pasar la luz del sol, ni tampoco salir la humedad del suelo, del aire. Subir, bajar, un segundo resbalón, un segundo crujido en el mismo tobillo, que no por ser segundo deja de sorprenderme de nuevo. No hay dolor agudo, pero sí molestias aunque puedo seguir corriendo, pero no puede haber una tercera torcedura. Al ser Copa de Aragón, en esta carrera uno no se puede retirar, así que habrá que extremar el cuidado en las bajadas.

En la calzada romana, va a pasar lo que tiene que pasar, que como he dicho, para eso somos animales de costumbres, ¿no?. A pesar de conocerlo, de haber ido bebiendo en todos los avituallamientos, de haber comido, de los dos geles que ya había usado, la sensación de agotamiento ha ido apoderándose, las bajadas son ya torpes y el pie se queja ya claramente. En el avituallamiento de Sta. Elena las piernas dicen que no, que un año más me va a tocar sufrir al final.

En el último avituallamiento me alcanzan y adelantan un grupo de corredores entre los que se encuentra Carlos Calvo, veterano y a la postre vencedor, ¡qué envidia de energía! Por lo menos intentaré que no haya mucha diferencia de tiempo con ellos, y es que  quien no se consuela es porque no quiere.  Me acuerdo entonces de aquel primer año que corrí Boca (2007) y donde hablé por primera vez con el que es ahora mi amigo, Victoriano, que me adelantó precisamente en estos últimos kilómetros y me enseñó en cómo coger su rueda y seguir corriendo, apesar de ir yo fundido y con el gancho.

Qué curiosos y sorprendentes pensamientos, aunque sigamos siendo animales de costumbres.



El amigo, Victoriano, tercer Veterano en la carrera de hoy.





































martes, 5 de julio de 2011

SKYMARATHON RIBAGORZA.......

Al final no ha podido ser. Lo que al principio de año ya deslumbraba en el calendario imaginario que uno lleva en el interior de la cabeza, como "el carrerón" de este 2011, al que, pasara lo que pasara había que estar, pues nada, una puntualísima tormenta de rayos, truenos y granizo (en las alturas), se presentó a las 7 de la mañana del domingo, por la zona de Vilaller. Lo justo para desaconsejar la celebración de esta prueba que nos hubiera llevado durante unas cuantas horas por los 2.900 m de altura. Y como la lotería no nos tocará, pero un rayo tampoco queremos que nos toque, la organización decidió suspender la celebración de la prueba, Campeonato de España individual y también de Comunidades Autónomas, y lo sustituyó con el recorrido alternativo, de unos escasos 21 km y unos 1.300 m de D+, que si lo comparamos con el circuito original, se queda claramente descompensado. Aunque alguno ya apuntaba que se deberían dar dos vueltas al alternativo (je) y otros aplaudían con las orejas por ser más propicio para sus intereses, éste último acortado.

Superados los momentos iniciales, en los que uno se queda bastante descolocado y desmotivado, no toca otra cosa más que salir y que sea lo que sea. Hay que quemar todas las calorías que iban destinadas a ser gastadas en la maratón.

De dcha a izda, Mariote, Salgado, Victoriano y Manumar, con la estrategia para el día siguiente.

Los ultras, Mariote, Pepinillo y un cachico de Javi.



Una vez hecho su papel, la borrasca tormentosa se retira también con exquisita puntualidad para dar paso a una mañana de sol bochornoso con el que vamos a tener que lidiar gran parte de la carrera.

Javi y Miguel Angel con sus chicas.
Los 21 km se reparten de forma fácil, unos primeros muy duros, en los que se sube todo el desnivel, en un auténtico "kilómetro vertical", una bajada bastante peligrosa hasta Castanesa, en donde la fuerte pendiente tapizada de alta hierba húmeda y piedra resbaladiza, hacía que los traspieses, resbalones y amagos de venirse al suelo (en dos ocasiones y sin mayores consecuencias) consiguieran que la bajada se me atragantara, sobre todo  al ver  la soltura y falta de "precaución" con la que algunos de los "armarios empotrados" (dicho con respeto y sincera admiración) se lanzaban por estas idílicas praderas haciendo un alarde de estabilidad y control.
Foto de Monrasin.
Desde Castanesa, la carrera perdió parte de su interés. Una sucesión de pistas y senderos muy correderos, boscosos y bonitos, terminados en una última parte, antes de llegar a los dos kilómetros finales, en donde había que volver a extremar la concentración para no resbalarse. Con esas preciosas piedras redondeadas con las que tienen costumbre de empedrar los senderos próximos a los pueblos pirenáicos y que si en seco son incómodas, mojadicas y al final de carrera, lo son más.

Juarrez (de naranja.....por no estar federado?, je) Samuel, Victoriano y yo.

Reponiendo fuerzas a la llegada, con el ilustre Salvador Calvo.

Como resultado final (y sobre todo una vez vista la clasificación colgada nada más terminar la carrera en Vilaller con las gafas de cerca), muy satisfecho teniendo en cuenta el nivelazo que aquí se había juntado, un 66 en la gral. y un 5º en veteranos. Pena porque no sé si podré hacer algún próximo año el recorrido original de la maratón, y hoy lunes contento porque habría acabado bastante más perjudicado de lo que me encuentro.
 Por cierto, ¿en cuántos deportes se puede uno estar tomando cervezas mano a mano con unos primeras figuaras mundiales? En éste, siempre.