Justo en el puente que cruza el río Barrosa, a la entrada de Bielsa, arranca un sendero marcado con un letrero de "PR al Ibon del Cau, 4 h". Hacía mucho tiempo (años) que ojeando mapas, me llamó la atención este ibón, situado al margen de las "grandes rutas", en tierra de nadie y tal vez por ello quedó olvidado. Pero los años pasan y se empiezan a valorar más cosas que no solo la altura o el renombre de las cimas a conseguir, y cobra importancia el visitar esos lugares que nos estan esperando desde nuestra juventud.
El camino es suave al principio mientras se aleja de Bielsa (1024 m), la abundante vegetación (incómoda para el andar o correr) nos avisa ya de lo poco frecuentada que se encuentra la ruta. Lentamente nos adentramos en el barranco que baja desde el ibón del Cau (2300 m) y desde los ibones de Barleto (preciosos y solitarios tambien). Mojones nos marcan el camino a seguir, no abundantes pero sí suficientes y eficientes para, con atención, no perdernos en el sendero que cada vez se va empinando más. Cruzamos el torrente, en el que podemos observar las secuelas de arrastres de piedras y árboles y ascendemos ya con intensidad, para más adelante volver a cruzar el torrente y ascender ya con dureza por la orilla derecha del arroyo. La altura se gana rápidamente, seguimos los mojones y alguna marca amarilla y blanca que aparece sobre troncos o piedras. El camino es precioso, pasando por tramos de bosque oscuro y frondoso, para continuar por empinadas cuestas que nos van alejando del rumor del arroyo.
Aparecemos así en zona de praderío, en el reino de la marmota, donde parece que ya hemos llegado a nuestro destino, pero todavía deberemos cruzar esta zona de falso llano para llegar a la verdadera cubeta del ibón, justo a los pies de Punta Suelza y Punta Fulsa. Nadie, nadie en toda la subida, ni tampoco me la encontraré en la bajada, ni creo que haya subido alguien en estos últimos días. Hoy el ibón estaba gris, con nubes entrando por el collado de Suelza. Es el encanto que transmiten estas salidas en las que uno se encuentra sólo y "momentáneamente" inmerso en este paisaje solitario. La ventaja de hacerse corriendo, es que en tres horas y media estaba de nuevo de regreso en Bielsa.
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