lunes, 19 de septiembre de 2011

KV MONTE REMILEZ. HECHO (HUESCA)

Son ya muchos los fines de semana  que pasamos de nomadeo a lo largo del año por un motivo o por otro. En esta ocasión Reburun, Victoriano, Maquisardo y yo  aprovechamos la no excesiva lejanía con Zaragoza, para acercarnos hasta Hecho en el mismo día de la carrera. La hora de inicio no es muy temprana y al tratarse de una cronoescalada, cada uno tiene una hora de salida que permite tomarnos la aproximación con más relajación en el horario.

Este año el Mte. Remilez  ha sido escenario de muchas cosas: del Campeonato de España de Kilómetro Vertical, Campeonato de Aragón, y la segunda y última prueba de la Copa de Aragón de Kilómetro Vertical.

A pesar de faltar algunas de las primeras figuras nacionales en esta especialidad (el calendario sigue muy apretado con pruebas importantes coincidentes), el nivel asistente en todas las categorías seguía siendo muy alto.
Parece que todos vamos "relajados" en el coche, o eso es lo que se va comentando "......no nos jugamos nada, son otros los que se la juegan, no he podido salir a entrenar, bla, bla, bla....".
En mi caso, reconozco que al tratarse del Campeonato de España, todo en una única carrera , las "mariposillas" estan revoloteando por mi estómago desde hace algunos días. Pero esto no es nada nuevo y como siempre, cuando a uno le dan el dorsal, comienza una curiosa metamorfosis interna que va "increscendo" según se acerca la hora de salida. Al principio, se comienza a calentar junto al compañero, tranquilamente, caras sonrientes, alguna gracieta, saludos con los conocidos que te cruzas. Pero poco a poco, al irse acercando la hora de salida de cada cual, van apareciendo los primeros signos del cambio producido, corredores con los últimos estiramientos sólos, el saludo ya no se cruza, ni tampoco las miradas. Concentración, tensión.

En el momento que te dan la salida, el latido del corazón silencia a esas mariposillas ruidosas y todo comienza a fluir. Hay que regular, todavía no se puede salir el corazón por la boca, estamos empezando. Más de la mitad de la carrera es por un sendero zigzagueante que "pica" hacia arriba y por el que se puede correr. No me gusta este terreno, me es incómodo, exige llevar el motor más revolucionado de lo deseable. Adelanto al amigo Victoriano, que había salido justo un minuto por delante y nos animamos de corazón entre jadeos. Llegando al final de la primera parte de la carrera, me adelanta Roberto y aprovecho unos metros para coger su "rueda"..........y dejar que se vaya él sólo, aquí cada uno va a su ritmo, a su máximo ritmo. Comienzo a cruzarme con los que ya han terminado y van descendiendo (Juanperro "gracias Rasmia", Ambargreen, Rebu....). Gritos de ánimo que se agradecen aunque ni se mire a la cara del que te los da. La vista sólo se levanta del cercano suelo para confirmar que se tiene próximo un siguiente objetivo, ese corredor de azul, a Roberto y Samuel que estan un poco por delante, aquel banderín, ese pino. Estamos en la parte más dura, en donde se aprietan los dientes y se agachan las orejas.
Últimos cinco metros en los que consigo correr y se terminó. Aparece entonces esa curiosa sensación  de "flotar", caras desencajadas, labios resecos. El esfuerzo intenso deja un extraño sabor en la boca.....¡vamos como para una foto en primer plano! Relajada bajada charlando, sin tener idea del tiempo invertido, ni mayor preocupación por ello. Se ha dado todo, se ha subido lo mejor que se ha podido. Lo que sea será. Ni rastro del incómodo revoloteo de las mariposas, hace rato que han decidido quedar profundamente dormidas tras el esfuerzo........ hasta otra próxima ocasión.

Al final, no nos jugábamos nada, o sí.  Al final todos nos esforzamos al máximo. Es lo que tienen esas mariposas, unas veces más activas otras más aletargadas, que queramos o no están en la tripa de todos los que nos gusta este deporte.

Con lo mejorcico de Hecho




Con lo mejorcico de los veteranos

Juan y Marcos, tambien de lo mejorcico
                                                                                             

José Antonio y Carmen, más de lo mejor.




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